Salamanca

Salamanca, Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1988, merece una visita con calma para poder apreciar toda su belleza y monumentalidad.

Empezamos nuestro recorrido en el Colegio del Arzobispo Fonseca, o de los Irlandeses, dado que tras la Guerra de Independencia fue cedido a los estudiantes de Irlanda tras la destrucción del colegio de San Patricio. Esta joya del Renacimiento fue diseñada y ejecutada por Diego de Siloé y Rodrigo Gil de Hontañón en 1525. Fue uno de los cuatro colegios mayores que dependían de la universidad y el único que hoy se conserva como tal. En el interior destaca el armónico patio, las majestuosas escaleras y el retablo de la capilla, de Alonso Berruguete.

Si descendemos por la calle Ramón y Cajal hasta la plaza de las Agustinas encontramos el convento que le da nombre, fundado por el VII conde de Monterrey, cuyo palacio se encuentra enfrente. El convento, de clausura, no es visitable, pero sí lo es su monumental iglesia, La Purísima, cuyo altar mayor está presidido por la Inmaculada de José de Ribera. Enfrente se encuentra el Palacio de Monterrey, diseñado por Rodrigo Gil de Hontañón en estilo plateresco purista.