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Le damos la bienvenida a la Casa del Parque de la Reserva Natural "Riberas de Castronuño y Vega del Duero".

Antes de iniciar el recorrido, debe saber que existen diferentes espacios en su interior. Esta audioguía está dividida en pistas de audio con la información contenida en las diferentes estancias. El final de cada pista se marca mediante un sonido como el que escuchará a continuación, sencillo cuando cambia de información:

[MUESTRA DE SONIDO]

Y doble cuando cambia de espacio. [MUESTRA DE SONIDO] [MUESTRA DE SONIDO]

Tras la señal sonora, puede elegir pasar a la siguiente pista de audio.

(SONIDO)

Esta Casa del Parque, al igual que el resto de las Casas del parque que se reparten por toda la comunidad de Castilla y León, es la puerta de acceso recomendada a estas áreas naturales. En ella, los monitores-educadores ambientales acogen, informan y transmiten a los visitantes los valores naturales y etnográficos de la Reserva, que son muchos y sorprendentes. Este centro de interpretación tiene un mirador con una vista espectacular y una exposición sobre el espacio natural, con diversos recursos interactivos, un audiovisual que recrea un paseo en barca por el río Duero y una cámara de observación de fauna en directo.

La Casa se encuentra situada en el alto de La Muela de Castronuño, en la parte alta del pueblo junto a la iglesia románica de Santa María del Castillo, que data del siglo XII y que está rodeada de chimeneas de las tradicionales bodegas subterráneas excavadas en el terreno.

¿Sabía que el pueblo de Castronuño se originó como un punto defensivo del Duero en el siglo XI? No fue hasta el siglo XV, cuando Fernando el Católico derriba las murallas tras su victoria sobre Doña Juana "La Beltraneja".

La Casa del Parque de las Riberas de Castronuño y Vega del Duero es un edificio construido con el propósito de aportar cohesión al entorno en el que se encuentra. Su diseño busca ofrecer de manera funcional los servicios necesarios para el uso público de la Reserva.

Por fuera, es un edificio sobrio de dos plantas, con el muro de la entrada hecho de piedra y sobre él unas cristaleras, que son el mirador al río Duero y a los paisajes de la comarca. La entrada a la Casa tiene una reja, un patio abierto con un pequeño jardín a la izquierda, tipo rocalla, con arbustos y un árbol. De frente, a la derecha, hay un vestíbulo rectangular adosado a la pared.

Un panel de vidrio enmarcado en madera ocupa la parte izquierda de esta entrada. A la derecha del panel hay una puerta doble de cristal, también enmarcados en madera. A un metro y medio de esta entrada, la pared de salida de este vestíbulo tiene el panel de vidrio a la derecha y la puerta acristalada a la izquierda.

Al entrar a la zona de recepción, encontrará al frente el mostrador. A mano izquierda, hay una estantería con folletos informativos que le da paso a una sala rectangular. A su derecha, una vitrina contiene la tienda verde y un pasillo le guía hasta una escalera de subida. En este mismo pasillo, a su izquierda, están los aseos.

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Junto a la recepción, en una mesa redonda, encontrará el mapa de la Reserva Natural, protegido por un cristal. En él, se describe la topografía de la zona y se dibuja el río Duero, cruzando toda la comarca.

Castronuño es la población donde está ubicada la Casa del Parque, pero la Reserva Natural incluye también buena parte de los municipios de Pollos, Torrecilla de la Abadesa y Tordesillas, conformando una superficie de 8420 hectáreas. Curiosamente, esta es la única reserva natural de toda la provincia de Valladolid.

La Reserva Natural está dividida en zonas teniendo en cuenta sus niveles de protección. La zona de Reserva es la zona de mayor protección ambiental, donde se encuentran los hábitats de mayor diversidad. Después, según su calidad ambiental, están las zonas donde se permiten distintas actividades humanas o usos del territorio. En estas zonas, se sitúan los terrenos agrícolas, de ganadería extensiva o intensiva, por donde discurren las sendas de la Reserva y donde se ubican las poblaciones y las posibles industrias que se generan alrededor de ellas.

La arteria principal de la Reserva es el río Duero, que atraviesa el área de este a oeste. Una de las peculiaridades de este entorno es la presa de San José, cercana a Castronuño. Se terminó de construir en los años cuarenta y, en vez de generarse una gran masa de agua, el río se fue ensanchando a lo largo de trece kilómetros, lo que tuvo una enorme influencia en la vegetación de ribera. La Reserva Natural tiene una vegetación de ribera marcada, con un importante bosque de galería. Sin embargo, en las zonas de Castronuño y de Pollos sobre todo, existe una banda intermedia entre el río y el bosque ocupada por el carrizo. Esta banda de carrizal se hizo grande y densa debido al ensanchamiento del río. A continuación de esta banda de carrizo, se cultivan campos de regadío, principalmente alfalfa y maíz, que dan paso a campos amarillos de cereales, salpicados de encinares.

El carrizo es una planta que necesita humedad y calor moderado y requiere suelos ricos en nutrientes, por lo que es un buen indicador de riqueza de nutrientes en suelo. Vive en márgenes de marismas, lagunas y bordes de ríos con aguas lentas, formando densas comunidades conocidas como carrizales, de gran importancia para los ecosistemas porque es donde habitan y hacen sus nidos multitud de aves acuáticas. Sus hojas son alargadas y lanceoladas, es decir, que tienen forma de lanza y sus espigas forman unos plumeros muy característicos.

Cuando no existía la presa, el carrizal era una fina línea. Ahora, es ancho y en él anidan diversas aves acuáticas, como las garzas imperiales, los martinetes, las garcetas y el aguilucho lagunero. El embalse es un punto ornitológico importante en Castilla y León, tanto para aves reproductoras como para migratorias que descansan y se reorientan durante su largo viaje.

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A la izquierda de la sala, puede encontrar una tarima redonda, a la que puede acceder mediante una rampa. Simula un teatrillo, con el nombre "Reserva Natural Riberas de Castronuño-Vega del Duero" y contiene recortables dibujados. El fondo es un panel con un dibujo de la ribera del Duero.

Entre esas especies propias del carrizal, destaca la garza imperial, que es el emblema de la Reserva Natural. El logotipo de la Reserva es un círculo que encierra un tallo de carrizo con su plumero de espigas y una cabeza de garza imperial.

La garza imperial es un ave de gran tamaño, que puede medir casi 1 metro de largo, con una altura de 80 centímetros, sin embargo es esbelta, y solo pesa unos 750 gramos. Tiene un plumaje pardo, rojizo y gris, un pico recto y puntiagudo, de color amarillo, un cuello largo curvado en forma de ese y patas delgadas.

En cuanto al carrizo, es una planta que crece desde rizomas, que son tallos sumergidos, formando cañas largas y flexibles, con hojas lanceoladas, es decir, en forma de lanzas. En la parte superior de los tallos es donde aparecen las flores en verano u otoño, formando plumeros de espigas.

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Si avanza, llegará hasta dos carteles que hay bajo una ventana corrida. Contienen fotos de aves del espacio natural, como, por ejemplo, el aguilucho lagunero, un ave residente que anida en el carrizal.

Es una rapaz de tamaño mediano que habita en humedales. Es un cazador oportunista que se alimenta de una amplia variedad de presas, incluyendo peces, anfibios, reptiles, aves y pequeños mamíferos. Está catalogado como especie de "preocupación menor" en la Lista Roja de la UICN, pero su población está disminuyendo en algunas partes de su área de distribución. Tiene una envergadura de unos 120 centímetros, con un cuerpo robusto y unas alas largas y estrechas. Su plumaje es de color marrón oscuro en general, con la cabeza y el cuello de tonos más claros. Tiene una cabeza grande y redondeada, con un pico largo y curvo. Sus ojos son grandes y de color amarillo. Sus patas son largas y amarillas, con garras negras.

En la Reserva Natural hay más de 200 especies censadas de aves, como el carricero común y el somormujo lavanco entre otras, porque el carrizal les proporciona alimento, cobijo, protección y material para sus nidos.

La fragilidad y la importancia de los ecosistemas generados por la construcción de la presa motivaron su protección como Reserva Natural. La presa se construyó para crear el embalse de San José con la finalidad de generar electricidad a través de una central hidroeléctrica y, además, construir dos canales de riego; el canal de Toro y el de San José, que transportan el agua hasta terrenos alejados del río. Es decir, que la presa produjera un gran aumento de la biodiversidad en su entorno fue un resultado positivo inesperado de su construcción, una infraestructura con un gran impacto visual y sobre el cauce del río. Esta paradoja ilustra la capacidad transformadora del ser humano.

En el alféizar de la ventana, junto a los carteles, puede encontrar nidos, cajas nido y plumas de las aves de la Reserva.

Sobre el alféizar hay una caja nido que no tiene techo, está llena de plumas y tiene una gran entrada. ¿Pueden imaginar cómo está hecha la entrada?

El culpable en un pájaro carpintero, en este caso, un pico picapinos, que, al descubrir el agujerito perfecto de la caja nido, lo picotea y lo hace más grande para poder entrar. Una vez que logra entrar en la caja nido ve que es demasiado pequeña para anidar y que no tiene insectos, entonces se va, dejando la caja nido inservible. Los picos picapinos son aves insectívoras, con un pico fuerte, un cráneo reforzado y unas patas y cola que utiliza para apoyarse en el tronco y hacer más fuerza para picar.

Las cajas nido se ponen para facilitar la nidificación de pequeños pájaros insectívoros como los herrerillos, los capuchinos, los pinzones o los petirrojos.

Sin embargo, en ocasiones, son las avispas las que se apropian de la caja y hacen de ella su hogar.

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Si llega hasta la tarima, descubrirá un tronco de un metro de altura con un agujero en la parte superior. Está tapado por una madera de color verde. Este también es obra de un pico picapinos, que lo utilizó como nido. Por la parte trasera del tronco, protegido por una lámina transparente, se encuentra el nido al estar el tronco cortado longitudinalmente.

El fondo del profundo nido está ocupado por el material más blando que encuentra en su entorno, para hacerlo cómodo para los huevos y los pollitos. En este caso, el fondo está hecho de musgo y pelusa de los chopos. Como curiosidad, si los picapinos encuentran ovejas cerca, usarán su lana para acolchar el nido.

El pico picapinos es frecuente en esta Reserva Natural y es habitual escuchar su picoteo, a un ritmo de hasta veintidós veces por minuto. Utilizan el picoteo para hacer el nido, para buscar alimento y para llamar la atención de las hembras en su época de cortejo.

En el teatrillo hay unas cajas nido especiales para murciélagos. En Castilla y León hay más de 20 especies de murciélagos y están todas protegidas.

Los murciélagos son mamíferos voladores únicos que se encuentran en todo el mundo. Son animales pequeños y ligeros, con un peso y un tamaño que varía en casa especie.

Los murciélagos tienen un cuerpo adaptado al vuelo. Sus alas están formadas por una membrana que se extiende desde los dedos de las manos hasta los pies. Esta membrana está reforzada por huesos y músculos que le dan rigidez y resistencia. Tienen una cabeza grande, con un hocico alargado, ojos pequeños con visión nocturna y un oído desarrollado para orientarse y capturar a sus presas, incluyendo insectos, frutas, néctar de flores y pequeños peces, mamíferos y reptiles. Los murciélagos desempeñan un papel importante en el control de las poblaciones de insectos. Son animales nocturnos que salen a cazar al anochecer. Su vuelo es silencioso y ágil, lo que les permite acercarse a sus presas sin ser detectados.

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Continúe hasta llegar a una vitrina dividida en cuatro espacios con tres estantes. Aquí, puede encontrar una muestra del rastro que dejan los animales que viven en la zona, por ejemplo, mudas de culebra bastarda y culebra de escalera, egagrópilas, nidos, almendras mordisqueadas, plumas y huevos. También hay restos animales como unos cráneos y cornamentas. Todo esto demuestra la presencia de una gran biodiversidad, que, aunque la mayoría de las veces es invisible para el ser humano, deja pistas de su existencia en la zona.

Igualmente, puede encontrar trozos de carbón vegetal de la zona de monte mediterráneo, en la que los carboneros hacían el carbón con madera de encina.

El trabajo del carbonero era una actividad dura y laboriosa que se remonta a la antigüedad. Los carboneros eran responsables de la extracción y producción de carbón vegetal, un combustible que se utilizaba para cocinar, calentar y alumbrar. El proceso de elaboración del carbón vegetal comenzaba con la selección de la madera adecuada, que solía ser de roble, encina o alcornoque. La madera se cortaba en troncos de un metro de longitud y se transportaba al lugar donde se iba a elaborar el carbón.

Una vez en el lugar, los troncos se apilaban en forma de pirámide. El apilado se realizaba con cuidado para que la madera quedara bien compactada. A continuación, se colocaba una capa de tierra o de hojas secas sobre la madera.

El siguiente paso era encender el fuego. El fuego se colocaba en el centro de la pirámide y se dejaba que se propagara durante días.

Una vez que la madera estaba carbonizada, se almacenaba en sacos y se transportaba a los mercados.

El oficio de carbonero desapareció en el siglo XX, debido al desarrollo de la extracción del carbón mineral, pero aún quedan algunos carboneros que mantienen la tradición.

En esta vitrina se encuentra la naturaleza del entorno, pero de forma indirecta, a través de sus rastros A veces, es difícil encontrar una culebra bastarda o una culebra de escalera, sin embargo, se conoce su presencia gracias a sus camisas.

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A su izquierda, puede encontrar una sala con un juego interactivo, un mapa y paneles informativos en el que se describen los espacios naturales de Castilla y León.

El interactivo contiene información general de la Reserva Natural, que puede recibir a través de una pantalla táctil, con juegos para niños.

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Los seis paneles de la pared están dedicados a la Montaña Palentina. En ellos se hace referencia a la presencia de osos, en un ecosistema más montañoso que el de esta meseta.

La Montaña Palentina, declarada Parque Natural en el año 2000 por su valor natural, paisajístico, faunístico y botánico, es el hábitat natural del oso pardo y el urogallo. Entre la vegetación, destacan robles, hayas, encinares y sabinares. Con una geología compleja, presenta un relieve extremadamente modelado, resultado de la acción tanto de fenómenos kársticos como glaciares, que se refleja en circos, valles y lagunas, como el Lago de las Lomas, el Lago de Ves y el Pozo Curavacas.

Con esta información, se le invita a conocer otros paisajes de la comunidad.

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Camine hasta el fondo de la sala, hasta una caseta construida en madera, bajo el nombre de "Observatorio de la Reserva". Aquí encontrará una pantalla en la que se retransmiten las imágenes de la reserva que graba la cámara en directo.

Esta caseta es uno de los recursos más importantes de la Casa del Parque, gracias a la cámara en directo, ubicada en el carrizal a la orilla del río, dentro de la zona de Reserva, de protección total. La cámara se maneja girando el mando del pedestal que hay en el centro de la sala.

La cámara permite seguir en tiempo real a los animales que habitan en el río y el carrizal en este momento. Tiene grabación continua y visión nocturna. Con estas grabaciones, se recoge una importante colección de avistamientos, que se pueden mostrar en las visitas. Se han grabado nutrias, garzas imperiales y somormujos haciendo el nido, entre otros.

Se ha grabado cómo se emparejan, cómo incuban los huevos, cómo empiezan a alimentarlos cuando los pollos son pequeños y lo rápido que crecen. Además, ha sido testigo de la creación de nidos de cigüeña, de la zambullidas del martín pescador, de rapaces posadas en los árboles, de tortugas y de cangrejos.

En la pared donde se ubica la pantalla, un cartel corrido cerca del techo, reza: "Busca con la ayuda de la cámara a distintos habitantes de la Reserva".

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Salga del observatorio y diríjase a la planta superior. Para ello, puede utilizar la escalera o el ascensor que se encuentran al cruzar la sala.

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Una vez arriba, encontrará una sala alargada con un interactivo pegado a la pared derecha, debajo de un mapa de la Reserva. Pegada a la pared izquierda hay una mesa con una maqueta de la Casa del Parque, con numeración en braille en todas las salas y una leyenda que asocia números de sala y nombre, también en braille.

El mapa de la pared derecha resume las características del espacio natural. En el interactivo se pueden consultar características, pueblos y recursos culturales, naturaleza, cómo organizar la visita a la Reserva, fotos y juegos para niños.

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A continuación, hay varios paneles. El primero se titula "Diversidad de paisajes, diversidad de vida". En él, se muestran los ecosistemas principales de la Reserva Natural, con el río como eje principal del paisaje y de la diversidad del entorno.

El río Duero es el ecosistema acuático y, a su lado, la vegetación de ribera. Los bosques de ribera, también llamados bosques de galería o sotos, son bosques caducifolios que crecen a ambos lados de los ríos. Se caracterizan por la presencia de especies vegetales que necesitan de la humedad del río para sobrevivir. Son importantes para el medio ambiente, ya que son zonas de refugio para la fauna, aportan sombra y frescura a los márgenes de los ríos y ayudan a regular el flujo de agua.

A continuación, se encuentra el carrizal, a menudo inundado. A medida que se aleja del río, la biodiversidad, va cambiando y el paisaje se convierte en el bosque Mediterráneo, caracterizado por la presencia de pinos y encinas, así como los cultivos de secano, que albergan especies como avutardas, sisones y alcaravanes. En esta área mediterránea, coexisten especies diferentes a las más cercanas al río, como son el tejón, el lirón careto, el águila ibérica y el ciervo. Como dato curioso, cabe destacar que la mayor parte de esta zona de bosque mediterráneo pertenece a fincas privadas dedicadas a la caza mayor.

Estos bosques mediterráneos desempeñan un papel importante en el medio ambiente, ya que son zonas de refugio para la fauna, ayudan a regular el ciclo del agua y protegen el suelo de la erosión.

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El siguiente panel frente a usted consta de tres secciones. En la parte superior, encontrará una pantalla con fotos de aves y muestras de ellas, con las que puede interactuar con la lupa que puede encontrar en el pedestal y descubrir un ala de mariposa, una pluma, un mil pies, una mosca o lo que se exponga en este momento.

Inicialmente, esta lupa se dispuso para observar los microorganismos presentes en el agua del río, pero la intensidad de la luz secaba y calentaba el agua, provocando la muerte de estos seres.

Justo debajo de la pantalla, en la sección central del panel, hay cuatro visores en los que se presentan imágenes de aves esteparias como el alcaraván, la avutarda, el sisón y la calandria.

Son aves que se encuentran en zonas de clima seco y vegetación escasa y pueden sobrevivir a las condiciones extremas.

Estas aves son de tamaño grande o mediano, con alas largas y puntiagudas, que les permite volar largas distancias en busca de alimento y agua. También tienen plumajes de colores apagados, que les ayudan a camuflarse en el entorno.

Las aves esteparias se alimentan de una gran variedad de presas, incluyendo semillas, frutos y pequeños mamíferos y ayudan a controlar las poblaciones de insectos.

La tercera parte del panel está dedicada a plantas dibujadas del carrizal, completando así una experiencia interactiva que combina información sobre aves, plumas y flora específica del entorno natural.

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Continúe hasta el siguiente panel, que también se divide en tres partes.

La sección superior muestra información y dibujos de aves que pueblan los árboles de alrededor del río. Si pulsa el pedal del suelo se mostrarán qué animales habitan estos bosques en verano y en invierno. La parte central, titulada "El monte: rapaces, jaras y encinas", propone un juego de botones que empareja fotos de rapaces con siluetas de rapaces en vuelo. En la sección inferior, se encuentran dibujos de árboles.

Cuando se identifican las rapaces es importante tener en cuenta la silueta, ya que, normalmente, estas especies se estudian mientras vuelan. También se pueden identificar por cómo vuelan, en qué entorno lo hacen y cuáles son sus colores.

En el panel están representadas las siluetas de un águila culebrera, de un azor, de un milano negro y de un águila calzada. Las siluetas de estas aves en vuelo se caracterizan por sus alas extendidas formando una "V" amplia. Su cola puntiaguda se extiende hacia atrás y su cabeza con un pico afilado se inclina ligeramente hacia adelante. Las patas se estiran hacia atrás mientras vuela, transmitiendo una imagen de poder y agilidad en el cielo.

Son todas aves rapaces diurnas, que cazan durante el día. Tienen garras afiladas y un pico curvo que utilizan para cazar.

Todas tienen un tamaño relativamente grande, con alas largas y una cola corta. También tienen un plumaje de colores oscuros que les ayuda a camuflarse en su entorno.

Además de las representadas en el panel, en esta zona son comunes el milano real, el aguilucho ratonero, el buitre leonado, algún buitre negro y el águila imperial ibérica.

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Siga a la izquierda, un panel esquinado estrecha el camino hacia la siguiente sala. A la derecha de este panel, que forma un ángulo agudo con la pared, hay una ventana desde la que se divisa la iglesia parroquial del pueblo, construida a mediados del siglo XIII, bajo un estilo románico tardío y toques góticos. Curiosamente, el tejado de la Iglesia no tiene tejas sino losas de piedra.

A la izquierda del panel, puede acceder a una sala irregular con paneles en la pared derecha. Estos paneles contienen fotografías antiguas en blanco y negro de los pueblos y habitantes de la Reserva, que han sido donadas por los propios vecinos.

Esta sala está dedicada a la población local que ha vivido junto al Duero y cuya vida se desarrollaba entorno a él.

Antiguamente, en las fincas trabajaban los jornaleros carboneando la encina, labrando las tierras, cuidando los rebaños y cazando conejos. Como dato curioso, cada jornalero podía llevarse a casa medio conejo de cada diez que cazaba y el resto se vendían.

También había quien trabajaba en el propio Duero. Los pescadores bajaban a la orilla del río en mulas hasta donde amarraban sus barcas en el lugar conocido, aún hoy, con el nombre de "el puerto".

Otro puesto importante fue el de los barqueros, personas encargadas de pasar a los jornaleros y a los rebaños de ovejas en grandes barcazas de una orilla a otra. En ellas, cientos de personas cruzaron el río diariamente durante años.

En las imágenes de los carteles se capturan momentos festivos, paisajes, carreras en bicicleta, celebraciones de la matanza, niños vestidos de comunión, y varios aspectos de la vida de estos vecinos.

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A continuación, siga la pared derecha, hasta un gran ventanal corrido de casi diez metros de largo.

Este es el mirador de la Casa del Parque. Al fondo, se encuentra el gran ecosistema de bosque mediterráneo. Se otean los molinos de San Pelayo y Torrelobatón, los viñedos de Toro y las laderas de Tordesillas. Este punto es uno de los mejores sitios para estudiar el meandro de Castronuño. ¿Sabía que esta curva es considerada uno de los meandros más grandes de Europa?

Este es un tramo medio del río, donde la velocidad del cauce no es muy alta y trae mucha materia en suspensión. Por eso, no hay truchas ni salmones en sus aguas, sino carpas y barbos. Por esta razón a pie del puente del ferrocarril se ubica un puesto de pesca deportiva, donde se organizan campeonatos a nivel nacional.

El río fluye desde su derecha hacia su izquierda y frente a usted se encuentra el embalse de San José.

La Reserva Natural es un paisaje que cambia a lo largo del año, porque las encinas y los pinos son de hoja perenne y no presentan un cambio tan estacional. Sin embargo, la vegetación de ribera es, en su mayoría, de hoja caduca, y el cambio es más evidente. Es en la época estival cuando el carrizal adquiere fuerza y se pone más verdoso.

Además del paisaje natural, resulta llamativo el conjunto de chimeneas de alrededor, que corresponden a las bodegas excavadas en el alto de La Muela.

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Una hornacina frente al ventanal contiene excrementos, egagrópilas y huellas.

Las egagrópilas son masas compactas formadas por restos no digeribles como huesos, pelos, plumas e incluso exoesqueletos de insectos, que ciertas aves, como las rapaces nocturnas, regurgitan después de ingerir presas.

Las egagrópilas son una fuente de información importante sobre la alimentación de las aves. Todas aquellas aves que comen micromamíferos, como ratones, topillos o peces, ingieren partes que no se digieren bien. Esas partes se regurgitan por el pico en forma de bolas de pelo y huesos. Gracias a los restos encontrados en las egagrópilas, se puede identificar qué especies son. Por ejemplo, las de búho real son enormes y las de las garzas están formadas por escamas y espinas. Curiosamente, se conoce la presencia de ratón moruno en la Reserva Natural solo gracias a la identificación de sus mandíbulas en las egagrópilas.

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Cruce la puerta doble de madera y entrará en la sala audiovisual. A la izquierda, encontrará una pasarela de madera, que imita los muelles de los ríos. A la derecha, puede sentarse dentro de la barca. El sistema de audio, las proyecciones y un sistema de ventiladores, crearán un montaje en el que sentirá que está dando un paseo en barca por el río Duero.

El audiovisual que se proyecta es el final de la visita y explica con imágenes y audio todo el recorrido por la Reserva.

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La Casa del Parque "Riberas de Castronuño y Vega del Duero" es una ventana abierta a la Reserva Natural, en la que puede explorar la geología, la fauna, la flora y la historia de la zona, a través de maquetas, juegos interactivos, carteles y vistas desde el mirador que subrayan la importancia de la conservación y aprecio por los ecosistemas de la Reserva Natural.

Para terminar, se leerá una poesía de Valentín Herrera que dice:

Si a Castronuño han venido, a disfrutar de La Muela,

verá cómo sin querer, ve muchas cosas muy buenas.

Yo quisiera recordar, algunos lugares del pueblo,

para poder admirar, sin pensar que esto es un sueño.

Cuesta, Cartago, Cubillas y parte de la Ribera,

y todo el valle del Duero, La Calda y Las Laderas.

Con la fuente La Salud, que por agua allí bajamos,

con el cantarito al hombro, a la cabeza o al costado.

De la Fuente La Salud paso por Teso el sombrero

bajo hasta los olivares y voy de paseo hasta el puerto.

Desde el puerto al mirador, subo tranquilo y contento,

y cuando llegas allí, no crees lo que estás viendo.

El mirador de Mucientes es realidad no es un cuento,

disfrutar de ese paisaje es un acontecimiento.

Pocos lugares como ese se pueden hoy repetir,

para poder admirarlo, tienes que venir aquí.

Del mirador del Mucientes, me voy al horno La Cal

y cuando llegas allí, ves algo muy especial.

Desde el horno de la Cal, a Peñarrubia me voy

a disfrutar del paisaje, si subes al mirador.

De todos estos lugares, que yo he querido mentar,

creo que poquitos sitios, se pueden hoy igualar.

En la Casa la Reserva, les pueden bien informar,

les enseñarán las cosas, con mucha amabilidad.

Y así quiero despedirme, sin decirles nunca adiós,

que lo repitan más veces si tienen esa ocasión.

Con esta pista de audio, se da por terminada la visita. Para salir, diríjase a la puerta de entrada o a la del fondo de la sala, que conecta con la sala a la que ha llegado en esta planta. Aquí, puede utilizar las escaleras o el ascensor para bajar al vestíbulo.

Gracias por su visita.