Esta ruta de casi 15 kilómetros que discurre por el Cerrato Palentino es ideal para disfrutar de la naturaleza tanto a pie como en bicicleta, así como para la observación de aves como el águila real, el buitre leonado, la tórtola común o el escribano hortelano, entre otros muchos. Estas especies tienen su hábitat natural en las masas boscosas de encinas, quejigos, sabinas o enebros que tapizan el paisaje, en el que se alternan cultivos de cereal, monte mediterráneo y pastizales-tomillares, dando forma a uno de los agrosistemas de mayor valor cultural de la provincia de Palencia, en el que también se conservan magníficos ejemplos de chozos de pastores como testimonio de un modo de vida secular. Cuenta, además, con algunos de los mejores retazos de la vegetación original de la zona centro de la Meseta Norte.

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