El Santuario del Buen Jesús del Monte, ubicado en Braga, en el noroeste de Portugal, es un conjunto arquitectónico y paisajístico reconstruido y ampliado a lo largo de más de 600 años. Se define, esencialmente, por un largo y complejo recorrido de vía sacra, que se extiende por la ladera del monte Espinho, conduciendo al peregrino a través de capillas que albergan conjuntos escultóricos que evocan la pasión de Cristo, fuentes, estatuas y jardines clásicos. Su perímetro, densamente arbolado, constituye un pintoresco parque de lagos de formas naturalizadas, cuevas artificiales, edificaciones y estructuras de diferente naturaleza y función. Santuario y entorno son inseparables; el monte se fue moldeando para albergar el Santuario, complementándose, dando como resultado un conjunto único, de alto valor paisajístico y arquitectónico que constituye un monte sacro, con un área aproximada de 30ha.
El conjunto arquitectónico y paisajístico del Santuario del Buen Jesús del Monte se integra en el proyecto de creación de montes sacros impulsado por el Concilio de Trento. Configura un sacromonte que es testimonio de distintos momentos en la historia de la ciudad y de la archidiócesis de Braga, alcanzando una complejidad formal y simbólica única, una dimensión sin precedentes en el contexto de los montes sacros europeos, un carácter barroco y una narrativa religiosa recargada, propia de la Contrarreforma.
Es una obra maestra fruto del genio creativo, una monumental escalinata donde se manifiestan los modelos de diseño y las preferencias estéticas de cada período de construcción, que se traducen en una pieza de gran unidad y armonía - el monte y la escalera se funden - organizada en dos secciones: (1) los momentos previos a la muerte de Jesucristo, que terminan en la iglesia, escenario de la resurrección de Cristo, y (2) la vida gloriosa de Cristo resucitado que culmina en el Terreiro dos Evangelistas, pues son los autores de toda la narrativa inscrita a lo largo de la escalinata.
El Santuario del Buen Jesús del Monte es una expresión única de la articulación de lo material y lo intangible de la dimensión sagrada de la vida humana, y una manifestación completa y compleja del genio constructivo humano.